DOI: https://doi.org/10.34070
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Vol.7 No.1, ISSN 1390-9789, junio, 2025
Educación desde la perspectiva de niños con trastorno del
espectro autista (TEA).
Education from the perspective of children with autism spectrum disorder
(ASD).
Palabras claves: inclusión, diversidad, Modelo ChanGo, Trastorno del
Espectro Autista, teorías, socioculturales.
Recibido: 03 de abril de 2025
Keywords: academic monitoring, accompaniment, higher education,
academic performance, assistance.
Aceptado: 25 de mayo de 2025
RESUMEN
El presente ensayo aborda la importancia de la inclusión educativa, destacando su relevancia en la
creación de aulas que respeten la diversidad y aseguren el acceso a una educación de calidad para todos
los estudiantes. Se aclara la diferencia entre inclusión e integración, enfatizando que la inclusión es un
enfoque más amplio, comprometido con eliminar barreras de aprendizaje y participación. Además, se
analiza el modelo pedagógico ChanGo, que se caracteriza por su flexibilidad metodológica, enfoque
comunitario y respeto por la libertad y diversidad. Este modelo se vincula con teorías socioculturales y
socio-constructivistas, que destacan la importancia de la interacción social en el aprendizaje. Se explica
cómo el modelo ChanGo puede adaptarse a estudiantes con Trastorno del Espectro Autista (TEA),
mediante metodologías activas y ajustes personalizados. El ensayo también aborda la importancia del
diagnóstico temprano del TEA, resaltando los desafíos que enfrentan estos niños en entornos educativos
tradicionales y la necesidad de adaptar la enseñanza a sus necesidades individuales. Finalmente, se
subraya la responsabilidad del docente en crear aulas inclusivas, a pesar de la falta de formación
especializada, mediante estrategias educativas basadas en la empatía, el amor, la creatividad y el trabajo
colaborativo para alcanzar una verdadera inclusión.
ABSTRACT
This essay addresses the importance of educational inclusion, highlighting its relevance in the creation of
classrooms that respect diversity and ensure access to quality education for all students. The difference
between inclusion and integration is clarified, emphasizing that inclusion is a broader approach, committed
to removing barriers to learning and participation. In addition, the ChanGo pedagogical model is analyzed,
which is characterized by its methodological flexibility, community approach and respect for freedom and
diversity. This model is linked to sociocultural and socio-constructivist theories, which highlight the
importance of social interaction in learning. It explains how ChanGo can be adapted to students with
Autism Spectrum Disorder (ASD), through active methodologies and custom settings. The essay also
addresses the importance of early diagnosis of ASD, highlighting the challenges these children face in
traditional educational settings and the need to tailor teaching to their individual needs. Finally, the
responsibility of the teacher to create inclusive classrooms is underlined, despite the lack of specialized
training, through educational strategies based on empathy, love, creativity and collaborative work to
achieve true inclusion.
Octavio Loyola Alvarado MSc .
IST. de Formación Profesional, Administrativa
y Comercial.
htpps://orcid.org/ 0009-0004-2502-2967
loyola.octavio@formacion.edu.ec
Mercedes Macías Macías MSc.
Universidad Casa Grande
https://orcid.org/0009-0005-3212-044X
mmacias@casagrande.edu.ec
Octavio Loyola Alvarado, Msc. y Mercedes Macías Macía, MSc.
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INTRODUCCIÓN
El concepto de inclusión educativa es fundamental y de relevancia significativa en las aulas escolares. La
inclusión no es solo una respuesta a las necesidades educativas específicas, sino que busca asegurar que
todos los estudiantes, independientemente de sus capacidades, tengan acceso a una educación de
calidad. En este sentido, existe una confusión a la hora de entender el concepto de inclusión. Almenara y
Pérez (2016) exponen: “Se está entendiendo el movimiento de la inclusión escolar de la misma manera
que el de integración escolar, cuando en realidad se trata de dos enfoques con planteamientos y centros
de interés diferentes” (p. 2), lo que puede llevar a confusiones y dificultades en la implementación de
prácticas inclusivas efectivas.
Para una mayor claridad, es esencial una definición clara y concreta de la Inclusión educativa. Para
Echeita (2008) la Inclusión educativa es un “proceso para la mejora de las prácticas docentes en todos los
sentidos, fomentando la mejora e innovación de éstas, promoviendo la participación de la comunidad
educativa para propiciar el cambio, la mejora y la eficacia de la educación, fundamentalmente en las
escuelas, pero, sobre todo, aspira a darles sentido y orientación…, a dotarles de un para qué” (p.13).
Como vemos, es un concepto multidimensional que abarca desde las prácticas educativas hasta el
compromiso de los docentes y la comunidad.
La inclusión educativa apunta en un compromiso con el reconocimiento de la diversidad, además de
promover una sociedad más justa. Para Abagnano (1983) la diversidad: “es toda alteridad, diferencia o
desemejanza. El término es más genérico que estos tres, y puede indicar uno, cualquiera de ellos o los
tres en conjunto. Es diverso, en este sentido, todo lo que siendo real no es idéntico. [Todo lo que puede
ser real, o es diverso o es lo mismo” (p.351). Es el respeto a la diversidad presente en cada aula la que va
a permitir la construcción de una verdadera inclusión.
La implementación de la inclusión educativa se justifica en una representación ética y de derechos
humanos. La Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad de las Naciones Unidas
(2006) reconoce: “que las personas con discapacidades tienen derecho a una educación inclusiva en
todos los niveles y en condiciones con las demás, haciendo “ajustes razonables” en función de las
necesidades individuales” (p. 13), asegurando que cada estudiante reciba el apoyo necesario para
aprender y desarrollarse plenamente.
Por otra parte, algunas investigaciones han demostrado que la inclusión educativa beneficia a todos los
estudiantes sin segregación. El entorno educativo debe ser adaptado a las necesidades del grupo para
permitir y fomentar su potencialidad. Booth y Ainscow (2002), en su trabajo Guía para la evaluación y
mejora de la Educación Inclusiva mencionan que se requiere que: “los centros educativos se comprometan
a realizar un análisis crítico sobre lo que se puede hacer para mejorar el aprendizaje y la participación de
todo el alumnado en el centro y en su localidad” (p.19). En ese sentido la verdadera inclusión tiene como
centro la participación y la eliminación de barreras que impiden el acceso y el aprendizaje,
comprometiendo a los centros educativos a que realicen un análisis crítico sobre lo que se puede hacer
para mejorar el aprendizaje de todos sus estudiantes.
El Modelo educativo Chango, conocido por su enfoque integral y adaptativo, se ajusta a la realidad de
muchas instituciones educativas que buscan crear aulas inclusivas. El Modelo Chango se caracteriza por
su adaptación curricular y flexibilidad metodológica, lo que facilita la atención a la diversidad y la
personalización del aprendizaje. Para Castro P. (2019), es esencial buscar “estrategias que contribuyan a
los procesos de inclusión académica y la educación integral de niños con aprendizajes diversos. Estas
estrategias van encaminadas a resignificar el que hacer de futuros docentes, y a extender una invitación a
incluirse en la confrontación contextual por una educación equitativa y de calidad” (p. 4). El Modelo
ChanGo pone a nuestra disposición diversas estrategias que, aunadas a métodos de colaboración activa,
indispensables para una educación inclusiva en la primera infancia, como el de Montessori, nos permiten
tener una base teórica y pasar de una mera integración escolar a una inclusión educativa de calidad y
calidez (Lozano Reyes y otros 2023).
Educación desde la perspectiva de niños con trastorno del espectro autista (TEA).
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DESARROLLO
En el panorama educativo contemporáneo, los modelos pedagógicos que promuevan el desarrollo integral
y la inclusión de los estudiantes se han vuelto más relevantes que nunca. Uno de los que destaca por su
apertura a la diversidad, sus prácticas democráticas, activas y contextualizadas, es el Modelo ChanGo.
Podemos mencionar que este modelo tiene, entre sus principales características, una educación activa,
respetuosa y comunitaria, que hace énfasis en que los estudiantes pueden aprender a través de la
interacción con el medio que les rodea. Estos elementos lo vinculan directamente con las Teorías
Socioculturales y socio-constructivistas.
Las teorías socioculturales y socio-constructivistas son enfoques complementarios que analizan el
aprendizaje y el desarrollo cognitivo desde perspectivas que enfatizan la importancia de la interacción
social en el desarrollo cognitivo y del aprendizaje. Las Teorías Socioculturales enfatizan que el desarrollo
cognitivo es un proceso culturalmente mediado y socialmente contextualizado. Este paradigma “fue
desarrollado por Vygotsky en la década de 1920, se basa en el alumno como ser social, donde la cultura
modifica o crea todo su aprendizaje” (Vega y otros, 2019, p. 52). Consideran que la conducta es social,
creada por la sociedad y transmitida al individuo. Esto se da mediante la mediación cultural. Vygotsky
argumentó que las herramientas culturales, incluyendo el lenguaje, son fundamentales para el desarrollo
cognitivo. Estas herramientas permiten a los individuos organizar y transformar su pensamiento y
comportamiento.
Por otro lado, las teorías socio-constructivistas, influenciadas principalmente por Jean Piaget, hacen
énfasis en la construcción activa del conocimiento por parte del individuo. Piaget se centró en mo los
niños desarrollan estructuras cognitivas y atraviesan etapas de desarrollo a través de la exploración activa
del mundo. Piaget “valoró la importancia de la cooperación y del conflicto cognitivo que surgen cuando los
niños interactúan en actividades educativas como medio para facilitar el desarrollo cognoscitivo y moral”
(Rodríguez Arocho, 1999, p. 482).
Las teorías socioculturales y socio-constructivistas proporcionan marcos complementarios para entender
el aprendizaje y el desarrollo cognitivo. “En armonía con la idea de Vygotski con educación para el
desarrollo, Piaget sostuvo que la educación debe orientarse a proveer el ambiente y los medios para nutrir
la curiosidad epistémica del sujeto y la actividad exploratoria que llevaran a un aprendizaje significativo”
(Rodríguez Arocho, 1999, p. 482). Ambas teorías han influido significativamente en la práctica educativa,
promoviendo modelos pedagógicos, como el Modelo ChanGo, que valoran tanto la interacción social como
la autonomía del estudiante. Es aquí su punto de partida.
El Modelo ChanGo es una propuesta innovadora que busca transformar las comunidades hacia territorios
más justos y sostenibles. Esta iniciativa se basa en tres pilares fundamentales: educación, gobernanza y
medios de vida, los cuales se integran de manera circular e integral para promover una verdadera
inclusión educativa (Modelo ChanGo, s.f.). En el ámbito educativo, el Modelo ChanGo propone una
transformación profunda de las instituciones educativas, especialmente aquellas de escolarización
obligatoria. La educación se concibe como una herramienta esencial para construir territorios más justos y
sostenibles, enfocándose en democratizar la escuela, fomentar relaciones horizontales y respetar la
diversidad (Carneros Revuelta, 2023).
Un ejemplo concreto de la aplicación del Modelo ChanGo es la capacitación de docentes en el Distrito
Educativo Noroccidente de Quito, Ecuador. En octubre de 2021, docentes de las instituciones educativas
Pedro Franco Dávila y Manuel Matheus participaron en un programa intensivo de formación pedagógica
basado en este modelo. La capacitación se enfocó en fortalecer las capacidades docentes a través de
pedagogías y metodologías activas, significativas y contextualizadas, promoviendo una educación integral
y de calidad para la comunidad estudiantil (Ministerio de Educación, 2021).
Desde un enfoque teórico latinoamericano, la inclusión educativa promovida por el Modelo ChanGo se
alinea con los principios de la pedagogía crítica del educador y filósofo brasileño Paulo Freire, propuestas
que destacan la importancia de la educación como un proceso emancipador. Su enfoque se centra en la
alfabetización crítica y la concientización de la realidad social para lograr la justicia social (López, 2008).
Asimismo, es importante tomar en cuenta la importancia de minimizar o eliminar barreras de participación
y aprendizaje, que obstruyen la justicia social y la equidad. Para Pizarro (2019) las Barreras para la
participación y el aprendizaje: “es el contexto social, con sus políticas, sus actitudes y sus prácticas
concretas, el que, en buena medida, crea las dificultades y los obstáculos que impiden o disminuyen las
posibilidades de aprendizaje y participación de determinados alumnos” (Pizarro, 2019, p.134). Es así que
Octavio Loyola Alvarado, Msc. y Mercedes Macías Macía, MSc.
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la educación inclusiva debe procurar atender a las necesidades individuales del alumnado, especialmente
a aquellos con necesidades educativas específicas, asociadas o no a una discapacidad, pues
históricamente, de los excluidos, ellos han sido los más olvidados, los ocultados, los segregados, los
castigados.
El Modelo ChanGo procura que las instituciones educativas se transformen de manera integral para
ofrecer una educación de calidad, a través de la mejora de la infraestructura, la implementación de
metodologías activas y la participación comunitaria (Perugachi y Naranjo, 2024). Se destaca por su
enfoque integral en el desarrollo de los estudiantes. Fomenta talleres experienciales, rincones para
aprender diversas actividades manuales y académicas, y el uso de elementos de su entorno. Se concentra
en evaluaciones iniciales, cualitativas, incluyendo observaciones.
ChanGo permite adaptar los métodos de enseñanza y los materiales educativos para satisfacer las
necesidades individuales de cada estudiante. Por ejemplo, un niño con TEA que tiene dificultades con la
comunicación verbal puede beneficiarse de estrategias que incluyen el uso de pictogramas, herramientas
tecnológicas adaptadas o la enseñanza basada en intereses específicos del niño. Este modelo “fomenta la
participación activa de todos los actores educativos, promueve la identidad cultural, fortalece los lazos
sociales y contribuye al desarrollo integral de las y los estudiantes” (Perugachi y Naranjo, 2024, p. 577)
El modelo ChanGo hace énfasis en la personalización del aprendizaje, lo que es esencial para los niños
con diversidad funcional, incluyendo los niños con Trastorno del Espectro Autista (TEA), quienes tienen
necesidades y habilidades únicas. “Las tutorías comunicativas proporcionan espacios para la expresión de
opiniones y el diálogo, fomentando así habilidades de comunicación efectiva. A su vez, el aprendizaje por
ambientes crea entornos organizados que promueven la interacción y la colaboración entre estudiantes,
fortaleciendo sus habilidades sociales” (Perugachi y Naranjo, 2024, p. 575). Estas actividades están
diseñadas para ser inclusivas y adaptativas, permitiendo a los niños con TEA participar y aprender a su
propio ritmo, en un entorno seguro y comprensivo:
“Si bien, dentro del modelo pedagógico ChanGo no existen componentes expresos para el trabajo con
niñas y niños con discapacidad, la versatilidad de las metodologías activas, como las tutorías
comunicativas, las asambleas y los talleres experienciales, han posibilitado las adaptaciones para que los
docentes puedan trabajar y desarrollar habilidades fundamentales para ellos” (Perugachi y Naranjo, 2024,
p. 574). El modelo ChanGo reconoce la importancia de la motivación y de una colaboración estrecha entre
la escuela, las familias, los líderes comunitarios, voluntarios y otros profesionales. Para los niños con TEA,
esta colaboración es crucial para mejorar la efectividad de las intervenciones y promover su desarrollo
integral.
El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es una condición neurobiológica que afecta a millones de
personas alrededor del mundo. Este trastorno es un tema de gran complejidad en el ámbito académico y
clínico. Para Morrison (2015), “el trastorno del espectro autista (TEA) es un trastorno heterogéneo del
neurodesarrollo con grados y manifestaciones muy variables que tiene causas tanto genéticas como
ambientales. Suele reconocerse en una fase temprana de la niñez y persiste hasta la edad adulta” (p.26).
La edad exacta para un diagnóstico adecuado varía según los expertos. Investigaciones recientes
sugieren que, aunque el TEA puede ser identificado de manera fiable a partir de los 2 años, muchos niños
no son diagnosticados hasta la edad escolar o incluso más tarde. Los síntomas sutiles, como las
dificultades en la interacción social, pueden no ser evidentes hasta que el niño se enfrenta a las demandas
sociales y académicas de la escuela. Estos son factores que dificultan un diagnóstico temprano y hace
que muchos profesionales aseguren que un diagnóstico fiable se da a partir de los tres años. Sobre esto
Bonilla y Chaskel (2016) mencionan que:
“El principal reto del diagnóstico clínico se basa en la detección temprana de los síntomas para poder
brindar al paciente un enfoque terapéutico de mayor impacto. Para el autismo, estas manifestaciones
pueden aparecer en los primeros meses de vida; sin embargo, el diagnóstico no se realiza generalmente
antes de los 24 meses. Los signos clínicos tempranos pueden incluir desde retraso en algunos patrones
del desarrollo a otros síntomas subjetivos, como pueden ser el contacto visual o la reciprocidad emocional
con los cuidadores” (p. 22).
Los síntomas del TEA pueden variar considerablemente, lo que ha llevado a la noción de un espectro de
trastornos. Según Bonilla y Chaskel (2016), “el trastorno del espectro autista varía ampliamente en
gravedad y síntomas e incluso puede pasar sin ser reconocido, especialmente en los niños levemente
afectados o cuando se enmascara por problemas sicos más debilitantes” (p.22). Los niños con TEA
Educación desde la perspectiva de niños con trastorno del espectro autista (TEA).
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pueden presentar un interés inusual en ciertos objetos o actividades, y exhibir comportamientos
repetitivos. Pueden tener dificultades para comprender las normas sociales y la falta de respuesta a las
iniciativas de los demás hacia ellos, lo que puede dificultar la interacción con sus pares (Millá, M. G., y
Mulas, F. 2009).
Debido a la complejidad del tema, el diagnóstico temprano del TEA es crucial para implementar
intervenciones que pueden afianzar un desarrollo infantil integral. “El TEA es una discapacidad de gran
impacto y gravedad en el desarrollo de las relaciones sociales, familiares y académicas de quien lo padece
y a pesar de ser el trastorno s investigado por los científicos, ninguna teoría ha podido dar una
respuesta convincente de su etiología” (Vazquez y otros, 2020, p. 591). La afectación del TEA en el
desarrollo académico se da, entre otras cosas, al dificultar la participación del niño en el aula, lo que
impacta negativamente en el aprendizaje. Los niños pueden tener problemas para entender instrucciones
verbales, participar en discusiones en grupo, o pedir ayuda cuando la necesitan. Tienen una tendencia a
enfocarse en detalles específicos y pueden tener dificultades para generalizar conceptos o relacionar
información nueva con conocimientos previos. Esta rigidez cognitiva puede dificultar el aprendizaje en
materias que requieren pensamiento abstracto o flexibilidad, como las matemáticas o la lectura
comprensiva.
En la actualidad se habla de promover una educación inclusiva, que logre trascender de una simple
inserción integradora, en donde se plantea la participación y la atención personalizada de todos los
alumnos, reduciendo las barreras existentes en el sistema educativo tradicional. Por lo tanto, los docentes
deben propiciar la creación de aulas inclusivas, donde puedan atender casos de niños con TEA a pesar de
contar con escasa formación especializada en atención a las necesidades educativas específicas,
asociadas o no a una discapacidad, pocos recursos y estrategias en el marco de su práctica educativa
(Vazquez y otros, 2020).
Para apoyar efectivamente el desarrollo académico de los niños con TEA, es crucial implementar
estrategias educativas adaptadas a sus necesidades individuales, ya que esto una atención adecuada
puede, incluso, revertir las condiciones desfavorables de su desarrollo. “Desde una perspectiva
pedagógica, debe reivindicarse una educación para estos niños abierta y flexible, dando cabida a aspectos
como la comprensión de emociones y creencias, favoreciendo positivamente interacciones e intercambios
sociales e interpersonales” (Lozano y otros, 2013, p. 2). Ante la falta de capacitaciones y recursos, entra
en juego la vocación, la empatía y la resiliencia del docente, además de su curiosidad intelectual y
creatividad, para trabajar de la forma más adecuada según las necesidades específicas de cada niño con
TEA. Se sabe muy bien que una atención adecuada y oportuna de un grupo multidisciplinario de
profesionales, donde el maestro juega un rol esencial, depende el futuro de los niños con TEA.
CONCLUSIÓN
En las escuelas tradicionales se evalúan a los estudiantes según sus capacidades cognitivas. Se enfatiza
en los conocimientos adquiridos por cada uno de los alumnos bajo la dirección de sus docentes, para
realizar las evaluaciones correspondientes para poder determinar los problemas que puedan llegar a tener
cada uno de ellos. (Olivos, 2020). Sin embargo, el Modelo ChanGo propone una escuela democrática que
respete la diversidad del estudiantado y la libertad de los niños. Esto exige dejar atrás las formas de
evaluación centradas en la memorización y la repetición, para pasar a una evaluación formativa,
personalizada, continua, que se centre en el camino del aprendizaje y no solo en los objetivos finales.
El Modelo ChanGo representa una estrategia integral que, a través de la educación transformadora, la
gobernanza participativa y el desarrollo de medios de vida sostenibles, busca construir territorios más
justos y sostenibles, promoviendo una verdadera inclusión en la educación
La implementación del modelo ChanGo en nuestras unidades educativas nos va a permitir fortalecer el
sentido de comunidad, los principios de la democracia, mejorar en el proceso de enseñanza aprendizaje a
través de la implementación de metodologías activas, el desarrollo de habilidades blandas, la
personalización del aprendizaje, que nos dará como resultado final una verdadera educación inclusiva,
donde se valore la diversidad y se eduque con amor.
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