DOI: https://doi.org/10.34070
61
Vol. 12 No. 1, Revista de Investigación, Formación y Desarrollo:
Generando Productividad Institucional, abril, 2024.
LA COMPETITIVIDAD COMO FUNDAMENTO ESTRATÉGICO PARA
EL DESARROLLO ECONÓMICO DE VENEZUELA.
Competitiveness as a strategy foundation for the economic development
of Venezuela.
Palabras claves: Crecimiento económico, Planificación Estratégica, Competitividad,
Productividad, Desarrollo económico.
Recibido: 19 de Enero de 2024
Keywords: Economic growth, Strategic Planning, Competitiveness, Productivity,
Economic development.
Aceptado: 10 de Abril de 2024
RESUMEN
Con la presente investigación se buscó valorar la competitividad como fundamento del desarrollo
económico y su relevancia dentro del desarrollo económico de Venezuela, desde la política pública
para el fomento de los sectores productivos e industriales. Mediante un estudio de corte cualitativo
documental y descriptivo, en base al análisis del plan nacional de desarrollo en sus diferentes versiones
desde 2000-2023. Estimando que la economía de Venezuela ha experimentado cambios significativos
desde 1958, con diferentes modelos de desarrollo aplicados. A pesar de sus potencialidades y el aporte
petrolero, el crecimiento económico ha decrecido, generando una depresión económica que afecta la
calidad de vida de los ciudadanos y dificulta el desarrollo económico y social del país. Como también,
que la competitividad económica necesita la colaboración de Estado, Empresarios y Trabajadores, con
planificación estratégica para crecer y diversificar.
ABSTRACT
The Venezuelan economy, since the beginning of the democratic era, has been governed by State
models: Welfare, Neoliberal and the Socialist of the 21st century, however, economic growth has been
characterized by a mono-productive structure, dependent on oil income. Growth not in line with the
economic potential of the country, so much so that the levels of economic development in its human
development index, occupy position 113 out of 189 countries for 2020, which means low level in the
quality of life of citizens. The requirement of the world economy through the processes of globalization
and internationalization is competitiveness in foreign markets. Here strategic thinking is essential in
conceiving the ability to envision the future to achieve objectives and goals, also considered as a tool to
achieve results for both public and private business organizations. For this reason, Venezuela requires
strategic planning as a fundamental tool to achieve this objective, a través de estrategias competitivas
que permitan competitive advantages and that boost the internal economy and its multiplier effect in
local business sectors. The participation of the Venezuelan State plays a determining role as a promoter
of competitiveness that allows progress towards the economic development of the country.
Miguel Rodríguez Lissirt, MSc.
Universidad de Carabobo. Venezuela
https://orcid.org/0009-0001-7871-0120
merl593@gmail.com
Miguel Rodríguez Lissirt, MSc.
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INTRODUCCIÓN
Venezuela, país con alto potencial de crecimiento y desarrollo económico, caracterizado por la bondad
de la naturaleza, esta lo ha dotado de recursos naturales; además de contar con recursos humanos
formados académicamente para materializar el auge y prosperidad del país; sin embargo, la estructura
económica se ha fundamentado en la actividad petrolera como principal fuente de ingresos, se cuenta
con sectores económicos como minería, metalurgia, alimentos, agroindustria y turismo como elementos
di versificantes de las actividades productivas. A pesar de ello, en las últimas décadas se ha registrado
decremento económico o recesión que ha incidido en la expansión industrial, empleo, ingresos
tributarios y cuyo efecto más notorio es en la calidad de vida de los ciudadanos.
La dinámica económica mundial, exige de intercambios comerciales como respuestas a los procesos
de globalización e internacionalización, constituyéndose en oportunidades de competir en mercados
externos, lo cual requiere de inversiones, tecnologías, innovación y como basamento esencial de la
planificación estratégica, que permita guiar hacia el logro de los objetivos y metas que vinculen al país,
posicionándolo a través de las ventajas competitivas sostenibles; es así donde la competitividad juega
un papel de trascendencia; ya que representa la capacidad de que el país, los sectores económicos o
las empresas nacionales coloque sus productos foráneamente y, contribuyan a la generación de
ingresos y de otros factores que conllevan al progreso y bienes del país.
La competitividad como fundamento del desarrollo económico, donde el Estado juega un rol de
relevancia en la promoción de la competitividad, y para ello debe orientar políticas tanto micro y
macroeconómicas que coadyuven a fortalecer el aparato productivo interno y estimulen la captación de
inversiones tanto nacional como extranjera, siempre amparadas bajo un marco jurídico viable y además
de políticas de seguridad social para los trabajadores y esto a vez producirá efectos multiplicadores en
los niveles de vida de los ciudadanos; es decir, la competitividad conlleva a que factores como
tecnología, infraestructura, recursos humanos, inversión sean los generadores de las ventajas
competitivas del país. En tal sentido, la potencial de Venezuela, se ha de encaminar en su crecimiento
económico, amparado en la planificación estratégica, como manera de aplicar estrategias competitivas
para alcanzar objetivos, la competitividad en ser el instrumento de colocación de la Marca Venezuela
en el exterior y la productividad como relación entre los recursos disponibles, las unidades que se
producen y su valor; el mejoramiento de ésta, permite potenciar la capacidad competitiva y así lograr
el despegue hacia el bienestar y prosperidad, que es el anhelado desarrollo económico y social de
Venezuela.
DESARROLLO
Mirada histórica de la economía venezolana en su era democrática
La evolución de la economía a partir de la década del 60 ha registrado cambios significativos, se hace
referencia de esta etapa; ya que se inicia con el derrocamiento de la dictadura Perez Jimenista y la
instauración de la democracia hasta la actualidad; marcada por diferentes visiones del acontecer
económico en los periodos de gobiernos, que van desde la política de industrialización por sustitución
de importaciones o no concesiones (1959-1964), con niveles de producción petrolera con altos niveles,
aumento en la producción de hierro, con elevado ritmo de crecimiento de sectores internos como la
agroindustria ( 1964-1969), por otra parte frenos a la irracional competencia entre países miembros
productores de petróleo (1969-1974) y de profunda reflexión la nacionalización del hierro y del petróleo,
creación de la empresa Petróleos de Venezuela, cuyo objetivo fundamental fue dotar al Estado
venezolano de una herramienta administrativa de la actividad económica más importante del país.
Al mismo tiempo, hubo la generación de políticas intervencionistas y a su vez proteccionistas para
trabajadores, aunado al crecimiento del producto interno bruto que conllevo al llamado “ pleno empleo”
económico (1974-1979), luego de ello surge la política de enfriamiento de la economía, en razón de los
altos precios del petróleo con efectos de carácter inmediato en el incremento de deuda externa,
aceleración del proceso inflacionario que dio origen al viernes negro de 1983, devaluando el signo
monetario y de gran incidencia en la política fiscal (1979-1984), la deuda externa alcanzó niveles
insostenibles, con privatización de empresas del Estado, control del gasto público, desempleo,
inseguridad social y devaluación sostenida de la moneda, cerrando así el periodo gubernamental (1984-
La competitividad como fundamento estratégico para el desarrollo económico de Venezuela.
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1989). Desde estas perspectivas, Santiago Garnica (2019), considera que la evolución económica de
Venezuela a partir de 1958-1988, se puede representar por el modelo de Estado Bienestar, el cual:
“Amparado de los ingresos petroleros y caracterizado por el intervencionismo. El Estado se
convierte en el principal agente promotor del desarrollo nacional, pues: le corresponde la mayor
responsabilidad en la buena inversión de los ingresos del petróleo. Al convertirse en el receptor,
administrador y garante de la renta petrolera, enmarcado en un modelo de crecimiento ‘hacia
adentro’ que fomentaba la industria nacional y la disminución de las importaciones” (p.3).
Por tanto, dicho modelo tuvo como propósito sustituir las importaciones, y con ello impulsar el
crecimiento económico para generar efectos multiplicadores en el empleo, ingresos y de esta forma
fortalecer la economía interna, y considerar las exportaciones como complemento de la economía
nacional. Desde otra óptica, a partir de 1989, se establece el modelo neoliberal de la economía
venezolana, con políticas de austeridad, con liberación de las importaciones, eliminación de los
controles de precios, privatización de empresas no estratégicas en manos del Estado, aumento del
precio de la gasolina, congelación de salarios y reducción del gasto público, políticas de subsidios en
la canasta básica, etc. Conocido como el “gran viraje”, es importante destacar que la crisis del sistema
financiero y bancario con incidencias en la liquidación de entidades bancarias, con liberación del
régimen cambiario donde el mercado estableciera el valor de la divisa y compromiso presupuestario
para cancelar el servicio de la deuda, que para Santiago (2019):
“El modelo de Estado Neoliberal. (1989-1999) Fundamentado en la “reestructuración del
aparato productivo hacia actividades de exportación no petroleras, así como de redefinir el
papel del Estado en lo económico y establecer un mayor grado de apertura en la economía”
donde el libre mercado defina los intereses de la economía nacional, como la vía para superar
la dependencia petrolera. Así, se promueve un modelo de desarrollo ‘Hacia Afuera’, basado en
la apertura económica de los mercados nacionales, como alternativa para lograr el desarrollo
socioeconómico y, por otro lado, debilitar el poder del Estado-Nación ante el predominio de las
leyes del mercado” (p.4).
Se evidencia en este modelo, la apertura hacia el mercado externo, la diversificación de los sectores
productivos, la incorporación de esquemas de seguridad jurídica que propicien inversión e
incorporación de tecnología y fundamentalmente la función del Estado como regulador y controlador
de la economía, especialmente de la riqueza petrolera; y a pesar de ello se registraron altos niveles de
deuda externa, motivo por lo cual se acudió a organismos internacionales para el refinanciamiento de
los compromisos asumidos por el Estado venezolano; además, la implosión y descontento social que
socavaban las bases de la democracia como sistema de gobierno.
El dinamismo político y social venezolano, producto de las insatisfacciones de los ciudadanos, dio un
giro con la llegada al poder de Hugo Chávez, con marcadas promesas de cambios y de
transformaciones económicas y sociales para hacer frente a las diversas y con ello nace el modelo de
transición al Estado socialista (Santiago, 2019):
“Sostiene que el modelo de Estado Democrático y Social, de Derecho y de Justicia (2000-2023)
descentralizado, donde se incrementan los mecanismos de participación y protagonismo social,
también denominado Modelo del ‘Socialismo del Siglo XXI’, se mostró como la vía para el logro
del mayor estado de bienestar, siguiendo el ideal Bolivariano. Este modelo marca un viraje
hacia un Estado Socialista, con una planificación centralizada, mediante el cual se trata de
superar los vicios del capitalismo para sustituirlos por los valores éticos del socialismo, donde
“la solidaridad humana, la realización colectiva de la individualidad y la satisfacción racional de
las necesidades fundamentales… se abre paso hacia el corazón de nuestra sociedad”. La
aplicación de este modelo productivo coincidió con la mayor bonanza petrolera de la historia
nacional” (p.5).
La visión del gobierno entrante era dar paso al modelo neoliberal, y para eso, promovió cambios en la
estructura legal que le permitía el dar un giro radical a la economía venezolana, considerando la
participación de los ciudadanos en la toma de decisiones, es decir, incorpora al populismo como una
estrategia de gobierno y, a pesar de ser la etapa donde los precios del petróleo llegan a alcanzar los
niveles más altos de la historia del país. Internamente, el sector productivo se deteriora en su
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contribución al crecimiento económico, con incidencia precaria en el producto interno bruto, afectando
la competitividad y productividad empresarial, que se mantienen con incidencia fundamentalmente en
el viraje hacia un desarrollo sostenido de la economía y la satisfacción en la calidad de vida de los
ciudadanos.
Vale destacar que la evolución económica de 1959 hasta la actualidad se ha regido por el plan macro
de la República, establecido en la Constitución de 1961 y la Constitución de la República Bolivariana
de Venezuela (2000).
Artículo 95. El régimen económico de la República se fundamentará en principios de justicia social que
aseguren a todos una existencia digna y provechosa para la colectividad. El Estado promoverá el
desarrollo económico y la diversificación de la producción, con el fin de crear nuevas fuentes de riqueza,
aumentar el nivel de ingresos de la población y fortalecer la soberanía económica del país”
Artículo 3. El Estado tiene como fines esenciales... La promoción de la prosperidad y bienestar del
pueblo y la garantía del cumplimiento de los principios, derechos y deberes reconocidos y consagrados
en esta Constitución.
Artículo 112. El Estado promoverá la iniciativa privada, garantizando la creación y justa distribución de
la riqueza, así como la producción de bienes y servicios que satisfagan las necesidades de la población,
la libertad de trabajo, empresa, comercio, industria, sin perjuicio de su facultad para dictar medidas para
planificar, racionalizar y regular la economía e impulsar el desarrollo integral del país.
En una combinación de los modelos de Estados (países), se enfatiza al Estado como un impulsor del
progreso, con una apertura hacia los mercados internacionales y su objetivo principal es el crecimiento
socioeconómico del país. Además, se establece como plan nacional en la Constitución, lo que permite
a los ciudadanos disfrutar de una buena calidad de vida. No obstante, la realidad difiere de lo previsto,
ya que las condiciones de vida se deterioran a diario y el parque industrial no avanza con el tiempo, se
encuentra en peligro de colapsar debido a factores como el financiamiento, la dolarización, la tecnología
y la seguridad legal, entre otros. ¿Cuáles son los planes estratégicos necesarios para convertir a
Venezuela en un país competitivo, considerando sus potencialidades económicas?
¿Crecimiento económico vs. desarrollo económico en Venezuela, una utopía?
La estructura económica venezolana, marcada tendencialmente monoproductora con potenciales hacia
diversos sectores tales como el turismo, agroindustria, metalurgia, entre otros, con carácter
rentista,esto ha influido significativamente en el progreso y prosperidad de la nación. De allí la
importancia de comprender el sentido de lo que representa el crecimiento económico que proyecte
hacia la consolidación fundamental de la economía como es el desarrollo económico. Es de señalar
que, los sectores productivos han de englobar la diversificación de la producción y esta a su vez genere
incentivos en la inversión, la competitividad y productividad como elementos encadenantes del
crecimiento y desarrollo.
Resulta claro que la relación entre ambos términos, tal como considera Márquez (2019, p.1),
“convertidos en el desiderátum de las políticas económicas para el logro del bienestar. Los países
desarrollados se preocupan por mantener y superar sus logros, así como seguir mejorando sus
balanzas de indicadores del crecimiento y del desarrollo alcanzados. Por otra parte, los países no-
desarrollados los han convertido en parte importante de la utopía o sueño a lograr”.
En atención a lo referido, el crecimiento económico se identifica como cambios positivos en la
producción de bienes y servicios en un tiempo determinado, es decir, cambios cuantitativos
(generalmente se mide por el PIB), mientras que el desarrollo comprende el bienestar de los ciudadanos
al ver satisfechas sus necesidades y tener calidad de vida. Este último se interpreta cualitativamente
(Índice de calidad de vida); dicho de otra manera, está asociado al desarrollo social, además de estar
asociado a factores políticos, tecnológicos, culturales, etc.
Zermeño (2004, p.27-29) define al crecimiento y al desarrollo económico y plasma la relación entre
ellos de la siguiente manera: El desarrollo se puede definir como un proceso continuo de crecimiento
La competitividad como fundamento estratégico para el desarrollo económico de Venezuela.
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de la economía, durante el cual se aplican las nuevas tecnologías a los procesos productivos y a otros
campos a los que les suceden cambios institucionales, sociales y políticos. Por tanto, el desarrollo
implica crecimiento económico y cambios estructurales. es así que el proceso sostenido de crecimiento
en el que los niveles de actividad económica aumentan constantemente. Se plantea el caso de
Venezuela, donde el proceso de crecimiento económico tiene sus vaivenes en los últimos años, entre
otras razones el mercado petrolero, las políticas micro y macroeconómicas, la inestabilidad jurídica que
han provocado el crecimiento irregular de las actividades económicas; es menester señalar que la
medición económica de un país es de gran importancia en su dinámica de crecimiento y bienestar.
Tabla 1. Variables económicas. Promedio %
o Pib Inflación
Gasto
Público
1958-1973
8.4
0.7
20.5
1974-1998
2.1
2.1
28.8
1999-2020
- 4.6
6350
34.77
Los datos estadísticos reflejan los patrones de la economía venezolana en las últimas seis décadas,
dentro de ese comportamiento se evidencia el componente fundamental del crecimiento económico
como lo es el PIB, que generan efecto multiplicador sobre la inversión, el empleo y estancamiento en
los niveles de producción. Por otra parte, marcado crecimiento del gasto público, política contradictoria
con el crecimiento económico. Todo ello conlleva a que el crecimiento económico haya experimentado
variaciones sustanciales al lago del periodo estudiado, que cíclicamente se representa en periodo de
crecimiento moderado, crecimiento bajo y finalmente de desaceleración o recesivo.
Figura 1. Hundimiento de la economía venezolana
Figura 2. Expansión económica con Chávez, retracción con Maduro.
Desde las perspectivas del desarrollo económico venezolano, se concatena con el crecimiento
alcanzado en los últimos años, el cual se expresa por el índice d desarrollo humano, considerándose
que un país es más desarrollado en la medida en que su economía sea próspera y permita a sus
ciudadanos: una vida prolongada y saludable, acceso a la educación y disfrute de un nivel de vida
decente.
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Tabla 2. IDH República Bolivariana de Venezuela
o
1995
2000
2005
2010
2015
2016
2017
2018
2019
IDH
71.3
75.1
72.9
73.1
72.6
72.4
72.2
72.1
71.1
En el devenir histórico venezolano no existe una relación entre crecimiento económico y bienestar de
la población, donde por ejemplo el IDH en 2019 fue de 0.711, lo que sitúa al país en el 113º lugar de
189 países del mundo. Sin embargo, la economía venezolana presenta muchos desafíos, se encuentra
muy por debajo de su potencial, es necesario entonces repensar y pensar en el futuro y tomar en
consideración que Venezuela cuenta con potencial, especialmente recursos naturales y humanos para
alcanzar el progreso anhelado.
La prosperidad de Venezuela en dependencia de la competitividad
Venezuela es un país con gran potencial económico para el alcance de un desarrollo sostenible, que
permita a sus ciudadanos un nivel de vida con bienestar y prosperidad. Para ello se requiere del
concurso de voluntades del Estado, empresas privadas, y de la interacción de organismos
internacionales; además de políticas de transformación estatal y empresarial, en otras palabras , de
planificación estratégica que conlleve a la diversificación de la economía con proyección interna y
participación externa, con conquista de nuevos mercados, con permanente visión de los cambios
económicos, sociales, culturales, tecnológicos, legales y políticos que dinamizan las relaciones de
Venezuela y el mundo, se puede inferir que una trilogía desencadenante de la prosperidad:
Planificación estratégica-competitividad-productividad. Tal como lo considera Porter (1991), referido por
Jaramillo (2017):
La prosperidad de una nación depende de su competitividad, la cual se basa en la
productividad, la cual produce bienes y servicios. Así como también políticas macroeconómicas
e instituciones legales sólidas y estables, son condiciones necesarias. Pero no son suficientes
para asegurar una economía próspera. La competitividad está fundamentada en las bases
microeconómicas de una nación: la sofisticación de las operaciones y estrategias de una
compañía y la calidad del ambiente microeconómico de los negocios en la cual las compañías
compiten. Entender los fundamentos microeconómicos de la competitividad es vital para la
política económica nacional.
El argumento anterior engloba diversos tópicos que van desde la administración estratégica, que
comprende la evaluación de decisiones multifuncionales, que deben tomar las instancias
gubernamentales y empresariales venezolanas para el logro de objetivos estratégicos formulados en
la planeación de las actividades operativas y funcionales para alcanzar el éxito. En tal sentido, la
planificación estratégica va a conducir en el aprovechamiento de los potenciales u oportunidades a lo
largo del tiempo. Consideran Cornelis A. Kluyver y Henry Hwang (2000, p.10) que el pensamiento
estratégico consiste en el “proceso usado por los líderes de las organizaciones para crear una visión
para su organización y unos claros y concisos cimientos para comprender esa visión”. Lo cual se
evidencia que es para explorar los retos del futuro y formular los planes correspondientes para
abordarlos.
De tal manera que, el pensamiento estratégico es concebir la capacidad de visionar el futuro para lograr
objetivos y metas, considerado además como herramienta en conseguir resultados para las
organizaciones. Por eso, Porter (2001), refirió que, para ser efectiva, la planeación estratégica debe
utilizar un proceso propio, pues esta no puede ser separada de la implementación. El pensamiento
estratégico no puede ocurrir una sola vez al año, acorde con una rutina rígida. Debe informar a la
compañía acciones diariamente; además, cada compañía, sea diversificada o no, debe tener un plan
estratégico para cada uno de sus negocios, y dada su experiencia en investigación durante quince
años, considera que un buen plan debe tener los siguientes elementos:
Un análisis de la industria en el que la firma compite: mirando el atractivo de la industria
actual y futuro.
La competitividad como fundamento estratégico para el desarrollo económico de Venezuela.
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Fuentes de ventaja competitiva: haciendo explícita la conciencia de fuentes de la ventaja
competitiva en la industria. Entendiendo la ventaja competitiva, que viene en dos tipos
básicos: bajo costo o diferenciación, relativa a los competidores, un plan reflejará los
factores que determinan el costo de la posición del negocio.
Un análisis de existentes y potenciales competidores que puedan afectar a la compañía:
analizando sus estados financieros, entendiendo la lógica de su estrategia, qué piensan y
tratando de imaginar sus futuros movimientos.
Una valoración de la posición competitiva de la compañía: analizando su propia posición,
una empresa puede moverse de la vaga noción de fortalezas y debilidades a concentrarse
de manera precisa en sus ventajas competitivas o sus desventajas.
Un plan sólido debe contener una buena estimación de la posición relativa de costos, tanto
como una valoración de dónde están en todas las áreas de importancia para los
compradores.
Selección o ratificación de la estrategia: La elección debe hacerse con base en la ventaja
competitiva y en cómo será sostenida. La sostenibilidad requiere de continuo cambio y
mejoramiento.
Acciones: la estrategia elegida debe ser traducida en acciones concretas, incluyendo
necesidades.
Es importante señalar que el pensamiento estratégico se constituye en habilidad gerencial u
organizacional para analizar, comunicar, planificar y medir gestión, aunado a ello comprender el
entorno, sus movimientos, cambios y expectativas con el propósito de detectar las oportunidades y
amenazas, de esta forma poder planear estratégicamente. Resulta claro que el pensamiento
estratégico conlleva a la planificación estratégica, que para Chiavenato (1995), “se refiere a la manera
como una empresa intenta aplicar una determinada estrategia para alcanzar los objetivos propuestos”.
Es generalmente una planeación global y a largo plazo, es decir que cumple un papel determinante en
guiar a encaminar de acuerdo a metas y objetivos definidos por las empresas; de esta manera, la
planificación debe establecer las estrategias competitivas que vinculen a la organización y al entorno y
así se puedan determinar las ventajas comparativas que son esenciales para el éxito a largo plazo de
las organizaciones empresariales, y así representar las características que hacen sobresalir una marca
o producto en relación con otras empresas o países, por ejemplo, la marcha hecha en Venezuela,
producto de calidad.
Tal como lo considera Serna (1994):
La planificación estratégica es el proceso mediante el cual quienes toman decisiones en una
organización obtienen, procesan y analizan información pertinente interna y externa, con el fin
de evaluar la situación presente de la empresa, así como su nivel de competitividad con el
propósito de anticipar y decidir sobre el direccionamiento de la institución hacia el futuro” (p.20).
Es importante señalar que en Venezuela, las decisiones tomadas por las instituciones del Estado, la
fuerza productiva y el mundo empresarial requieren una transformación interna y planes estratégicos
concertados en todos los sectores de la economía nacional, como se demostró en el apartado anterior.
La estrategia de desarrollo de Venezuela es lograr la competitividad con otros países en la economía
globalizada.
Dentro de este marco de ideas, la competitividad juega un rol de suma importancia, considerada como
la capacidad de un sector o país para colocar sus productos en mercados internacionales, generando
mediante esta una expansión del ingreso y desarrollo de múltiples sectores de la economía.
Es de señalar que Porter (1990) realizó un considerable aporte a la competitividad, al referir los factores
de éxito para los sectores productivos de un país y su operatividad en los mercados externos, y llegó a
concluir que la competitividad depende de la capacidad empresarial de producir con innovación y de la
calidad sostenida de sus productos; pero también tomando los factores del entorno, y lo estipula en el
llamado Diamante de Porter.
El mismo autor, realizó un significativo aporte al mundo empresarial con incidencia en su aplicabilidad
a las instituciones del Estado, identificando los determinantes de la competitividad que permitan
alcanzar ventajas competitivas, partiendo del conocimiento de las condiciones internas del país; ya que
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estas suelen variar o diferenciarse de otros países; sean por el tamaño o por el grado de crecimiento y
desarrollo que poseen, y lo significativo de este para la competitividad. Dicho modelo, estructurado en
cuatro elementos, se definen de la manera siguiente:
Condiciones de los factores: Las condiciones del factor se refieren a los recursos que tiene en
su poder una nación, el potencial de sus capacidades humanas, físicos, de conocimiento e
infraestructura. En el caso de Venezuela, cuenta con diversidad de recursos naturales, con
infraestructura en avanzada, como por ejemplo los complejos industriales de la región
Guayana.
Condiciones de la demanda: La demanda está determinada por el crecimiento del mercado
demandante, el grado de sofisticación de los compradores internos y la anticipación de las
necesidades de los compradores. El país posee relaciones internacionales con diversos
países, fundamentalmente con Suramérica y el Caribe, algunos con incipiente desarrollo y
dotación de recursos para atender las demandas locales.
Industrias relacionadas y de apoyo: Aquí prevalece la presencia o ausencia de empresas
proveedoras, de igual forma como las empresas que están relacionadas y que generen
competencias. De acá la importancia de la diversificación de la economía local, generando
efectos multiplicadores sobre todos los sectores de la economía.
Estrategia, estructura y rivalidad de las empresas: Este determinante está dado por las
condiciones por medio del cual las empresas nacen, organizan y se gestionan, así como la
capacidad de analizar la rivalidad entre los competidores. En este sentido, también es
importante recalcar que la rivalidad incluye el poder de negociación de los clientes, amenaza
de los productos sustitutos, rivalidad existente entre consumidores y el poder que tienen para
negociar con los proveedores. La aplicación de estrategias competitivas a nivel interno.
Desde esta óptica, el Modelo de Diamante de Porter, permite establecer el entorno del país,
identificando las oportunidades y orientando hacia la dirección en que los objetivos y metas sean
dirigidos para el alcance de ventajas competitivas que diferencien un país del otro. En este sentido,
Porte (2001) afirma:
“La competencia constituye el núcleo principal para el fracaso o el éxito de las empresas.
Mediante la competencia se determina la idoneidad de las actividades conjuntas de una
organización para que logren el máximo desempeño, lo que implica nuevas innovaciones, una
cultura cohesiva entre sus miembros y correcta estrategia de competitividad hacia la búsqueda
de una posición favorable de una industria ante la competencia”.
La competitividad entonces se convierte en un factor estratégico y dinamiza a las empresas en su
crecimiento, diversificación productiva y motivo de innovación constante, para así aprovecharse del
mercado externo y a su vez protegerse de ese mercado.
Un país competitivo es aquel que puede tener éxito en el comercio internacional, a través de avanzada
tecnología y productividad, junto con altos salarios e ingresos. Dada esta definición, la mejor medida
general de competitividad es la que se ha utilizado desde hace mucho tiempo al hacer comparaciones
internacionales: productividad (Dollar y Wolff, 1993).
La aplicabilidad de este modelo en Venezuela requiere del concurso de las fuerzas generadoras de
progreso y bienestar, el Estado, Empresarios y Trabajadores, ya que los elementos determinantes del
diamante se interrelacionan, cada con el aporte correspondiente, como es el ordenamiento jurídico y la
promoción de las estrategias, las inversiones y tecnologías necesarias y la fuerza de trabajo, es la
llamada competitividad sistémica para la expansión y diversificación interna y la conquista de mercados
foráneos en este mundo globalizado e internacionalizado.
Prokopenko (2009) plantea que, para lograr la competitividad, toda organización debe considerar los
factores y condicionantes, sugiriendo ocho que a su apreciación afectan la competitividad de las
empresas y naciones, siendo ellos:
1. Economía interna. En la medida en que exista mayor competencia en la economía interna de
un país, existen mayores posibilidades de que las empresas nacionales sean productivas y
La competitividad como fundamento estratégico para el desarrollo económico de Venezuela.
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competitivas en el exterior y se incremente el valor agregado de la productividad y mejore la
prosperidad del país.
2. Internacionalización. La apertura a las actividades económicas internacionales aumenta el
rendimiento económico de un país. La competitividad orientada por la exportación está muchas
veces asociada con la tendencia al crecimiento en la economía interna. Una mayor integración
a la economía internacional resulta en una mayor asignación de recursos productivos y en
mayores estándares de vida.
3. Gobierno. Se están minimizando las intervenciones estatales directas en los negocios. Las
políticas gubernamentales se concentran en la creación de un contexto competitivo para las
empresas y en proveer condiciones macroeconómicas y sociales predecibles y, por tanto,
minimizar los riesgos externos para las actividades económicas. Las políticas económicas se
adaptan a los cambios en el contexto internacional.
4. Finanzas. Un sector financiero desarrollado e integrado internacionalmente sostiene, en un
país, su competitividad internacional. La eficiencia del sector financiero se mide mejor por la
“distancia” entre la tasa de interés que pagan los prestatarios y la que reciben los depositantes.
Una distancia corta significa que los depositantes reciben tasas de interés más altas, o bien
que los prestatarios pagan menos. El sector financiero desempeña eficiencia cuando la
distancia se acorta: o sea que se benefician tanto unos como otros.
5. Infraestructura. Una infraestructura desarrollada sostiene la actividad económica. Abarca la
disponibilidad de recursos naturales y sistemas de negocios funcionales, tecnología de la
información, transporte, comunicación y educación, y una eficiente protección del medio
ambiente.
6. Administración. Un producto y servicio competitivo es el reflejo de la capacidad gerencial, su
orientación a largo plazo, la capacidad de adaptarse a los cambios en el contexto competitivo,
el nivel de la capacidad empresarial y la capacidad de integración y diferenciación de las
actividades gerenciales.
7. Ciencia y tecnología. La ventaja competitiva puede construirse sobre la aplicación eficiente e
innovadora de las tecnologías existentes. La inversión en investigación y en actividades
innovadoras en la creación de conocimientos es crucial para un país en la etapa más madura
del desarrollo económico.
8. La calidad de la gente. Una mano de obra calificada con actitud positiva incrementa la
productividad y la competitividad del país. La educación, la capacidad técnica del trabajo, la
calidad gerencial y la eficiencia contribuyen a la competitividad. Todo ello significa que la
búsqueda de una estrategia competitiva requiere simultáneamente muchos cambios
coordinados en el desarrollo de los recursos humanos, mucho más que unas pocas iniciativas
de alto perfil en una o dos áreas.
Los caracteres enumerados permiten inferir: ¿Por qué Venezuela no registra altos niveles de
competitividad, si posee recursos naturales y humanos y un mundo empresarial diversificado?, en este
caso, Lichera (2021) considera que:
El desempeño de Venezuela es extremadamente bajo en los pilares que corresponden al área
de infraestructura en el país, es decir, en institucionalidad, infraestructura y estabilidad
macroeconómica. Adicionalmente, por ser un país que ha destacado por sus actividades
extractivas petroleras y no ha conseguido crecer de manera relevante en otras industrias, por
lo que los niveles de innovación industrial y el ecosistema de innovación en general se han
mantenido muy bajos. Respecto a los mercados de la economía venezolana, el desempeño del
mercado tanto de productos y servicios, como laboral en Venezuela demuestra precariedad e
informalidad comparadas con el estándar internacional, esto está también ligado a un sistema
financiero deficiente. La mayor barrera de Venezuela para conseguir competitividad:
Estabilidad macroeconómica.
Desde este punto de vista, el Estado juega un rol de relevancia en la promoción de la competitividad, y
para ello debe orientar políticas tanto micro como macro económicas que coadyuven a fortalecer el
aparato productivo interno y estimulen la captación de inversiones tanto nacional como extranjera,
siempre amparadas bajo un marco jurídico viable y además de políticas de seguridad social para los
trabajadores y esto a vez producirá efectos multiplicadores en los niveles de vida de los ciudadanos;
es decir, la competitividad conlleva a que factores como tecnología, infraestructura, recursos humanos,
inversión sean los generadores de las ventajas competitivas del país.
Miguel Rodríguez Lissirt, MSc.
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Vol. 12 No. 1, ISSN 1390-9789, abril, 2024
La productividad como componente de la competitividad
Las actividades productivas en una economía se inician fundamentalmente con la producción de
bienes, requiriéndose materias primas, maquinarias, equipos, tecnologías y el capital humano para el
alcance de la producción propiamente dicha, de allí que la productividad está directamente relacionada,
constituyéndose en factor fundamental para el sostenimiento del crecimiento, producir y producir
implica ser más productivo.
El desarrollo de la productividad incide en ser competitivos. La globalización e internacionalización de
las economías induce a los países y a las empresas a promover el desarrollo de competitividad cuando
de participar en los mercados internacionales se trata.
Si bien la competitividad permite a los países y a las empresas afrontar favorablemente la competencia
internacional, bien sea en el entorno doméstico o internacional, y la productividad establece la relación
entre los recursos disponibles, las unidades que se producen y su valor; el mejoramiento de esta
permite potenciar la capacidad competitiva.
En el ámbito económico, el crecimiento está asociado a diversos aspectos y uno de ellos es la
productividad, como lo expresa Müller (1995).
La productividad es la clave por excelencia para lograr la competitividad. En su base están las
innovaciones tecnológicas, que aunque no son la causa del desarrollo económico, se encuentran en el
centro de este desarrollo. Cabe señalar que estas innovaciones no provienen de fuentes empíricas y
aleatorias, sino de organizaciones denominadas "sistemas nacionales de innovación" (Müller, 1995).
Hoy es indispensable participar en los mercados internacionales, se ha de fortalecer las economías
internas, a través de la producción diversificada, el uso racional del recurso humano, la planificación
estratégica como herramienta de creación de metas y objetivos estratégicos que permitan satisfacer el
mercado interno y su expansión hacia otros mercados competitivos y que coincidiendo con Porter que
“la productividad es, a largo plazo, el determinante primordial del nivel de vida de un país y del ingreso
nacional por habitante” (1990). Se concluye que la estructura económica de Venezuela debe orientarse
hacia el crecimiento económico-planificación estratégica-competitividad-productividad y desarrollo
económico que represente el progreso y bienestar de los ciudadanos.
CONCLUSIONES
La economía de Venezuela desde la apertura del proceso democrático de 1958 ha registrado cambios
significativos, en virtud de los diferentes modelos de desarrollo aplicados que van desde Estado
Bienestar (crecimiento hacia adentro), Estado Neoliberal (crecimiento hacia afuera) y Estado Socialista
(centralizado), sin embargo, a pesar de las potencialidades económicas y el aporte de la renta petrolera,
el crecimiento económico registra decrecimiento, lo cual se ha de caracterizar como depresión
económica con efectos en la calidad de vida de los ciudadanos y por ende no se logra el desarrollo
económico y social del país.
Venezuela, país con alta potencialidad económica sujeta a los vaivenes propios de la actividad
económica, requiere de la planificación estratégica que conduzcas hacia la competitividad económica,
en virtud de los procesos de globalización e internacionalización operantes en la sociedad mundial que
conlleven al crecimiento económico sostenido para el logro del desarrollo económico del país.
La competitividad como herramienta del desarrollo económico requiere del concurso de las fuerzas
generadoras de progreso y bienestar, el Estado, Empresarios y Trabajadores, siendo la planificación
estratégica esencial en el engranaje de los elementos estratégicos que permitan la expansión y
diversificación interna y la conquista de mercados foráneos en este mundo globalizado.
La competitividad como fundamento estratégico para el desarrollo económico de Venezuela.
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Vol. 12 No. 1, ISSN 1390-9789, abril, 2024
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