DOI: https://doi.org/10.34070
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Generando Productividad Institucional, abril, 2024.
EDUCACIÓN PARA LA PAZ: ESTADO DEL ARTE DE CULTURA DE
PAZ, DISCUSIÓN DE LAS TEORÍAS Y PRODUCCIÓN CIENTÍFICA.
Education for peace: state of the art of culture of peace, discussion of
theories and scientific production.
Palabras claves: Educación para la paz, Cultura de paz, mediación, conflicto,
conflictología.
Recibido: 14 de Enero de 2024
Keywords: Peace education, Culture of peace, mediation, conflict, conflictology.
Aceptado: 19 de Abril de 2024
RESUMEN
El objetivo de este artículo es distinguir el avance sobre Educación para la Paz asociado a Métodos
alternativos de resolución de conflictos (MARC) en Ecuador, por medio de un Estado del Arte que
abarque las investigaciones realizadas entre el 2016 al 2020, para promoverla como asignatura en el
Currículo oficial a través de la identificación de las diferencias entre paz y conflicto, por medio del
análisis de escritos académicos sobre educación para la paz y la descripción de la noción de las
principales teorías relacionadas con Cultura de Paz. El modelo de educación tradicional y su currículo
enfocan sus objetivos en el desarrollo de destrezas y competencias. Bajo esta perspectiva, el conflicto
es asumido como algo negativo. No toma en cuenta la violencia estructural ligada a las relaciones de
poder entre docentes y estudiantes. Debido a ello, se insiste en un enfoque positivo e integral del
conflicto, donde se busca transformarlo en no violencia, pero a la vez conlleve un análisis crítico a la
violencia estructural en las relaciones de poder. Esto permitirá la construcción de un ambiente de
convivencia pacífica donde los conflictos se abordan desde la mediación y los demás métodos
alternativos de resolución de conflictos.
ABSTRACT
The objective of this article is to distinguish the progress on Education for Peace associated with
Alternative Methods of Conflict Resolution (MARC) in Ecuador through a state of the art that covers the
research carried out between 2016 and 2020 and to promote it as a subject in the official curriculum
through the identification of the differences between peace and conflict, the analysis of academic
writings on peace education, and the description of the notion of the main theories related to the culture
of peace. The traditional education model and its curriculum focus their objectives on the development
of skills and competencies. Under this perspective, conflict is assumed to be something negative. It does
not take into account the structural violence linked to power relations between teachers and students.
Because of this, a positive and comprehensive approach to conflict is insisted upon, where it seeks to
transform it into non-violence but at the same time entails a critical analysis of structural violence in
power relations. This will allow the construction of an environment of peaceful coexistence where
conflicts are addressed from mediation and other alternative methods of conflict resolution.
Octavio Loyola Alvarado, Mgs.
Universidad Casa Grande
ORCID: 0009-0004-2502-2967
oloyola@casagrande.edu.ec
Octavio Loyola Alvarado, Mgs.
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INTRODUCCIÓN
Los diferentes enfoques de Cultura de Paz encaminados al estudio, resolución y transformación de
conflictos en las comunidades educativas, así como las diferentes teorías que explican el consenso y
el conflicto, las distintas concepciones de conflicto y cómo se pueden transformar los conflictos en un
hecho positivo, son temas que se están tratando actualmente en el ámbito de la Educación para la paz.
Esta preocupación por la resolución de conflictos en las instituciones educativas surge ante la ausencia
de una asignatura que profundice en la Educación para la Paz en la malla curricular. En el contexto
educativo surgen múltiples conflictos entre maestros, entre estudiantes, entre maestros y estudiantes,
entre autoridades y maestros y hay que sumar a ello a los padres de familia. Para Fisas (2011):
La cultura de paz es una tarea educativa que pasa por educar en y para el conflicto, en
desenmascarar la violencia cultural y el patriarcado, en educar para la disidencia, el
inconformismo y el desarme, en responsabilizarnos, en movilizarnos, en transformar los
conflictos, en llevar a cabo el desarme cultural, en promover una ética global y en buscar un
consenso fundamental sobre convicciones humanas integradoras, entre otras cosas. (p.20)
Por este motivo, educar en la gestión de conflictos es imprescindible. Para fortalecer una cultura de paz
en las instituciones educativas, es esencial entender todas las dimensiones del conflicto. Para Entelman
(2002):
El conflicto es un proceso dinámico, sujeto a la permanente alteración de todos sus elementos.
A medida que se desarrolla su devenir, cambian las percepciones y las actitudes de los actores
que, en consecuencia, modifican sus conductas, toman nuevas decisiones estratégicas sobre
el uso de los recursos que integran su poder y, a menudo, llegan a ampliar, reducir, separar o
fusionar sus objetivos”. (p.173)
Es común que en las instituciones educativas se perciba el conflicto como una situación negativa. Para
Johan Galtung (1998) existe una concepción bidimensional de los conflictos: positiva negativa y crisis
- oportunidad.
Argumenta que, si se quiere paz, hay que prepararse para la paz. El conflicto es un hecho natural,
estructural y permanente en el ser humano. Los conflictos no se solucionan, se transforman. Galtung
propone empatía para suavizar las actitudes, no-violencia para suavizar los comportamientos y
creatividad para superar las contradicciones. La transformación permite hacer una regulación positiva
de los conflictos, convirtiendo las situaciones conflictivas en experiencias pedagógicas.
Este último postulado es importante: Comprender las situaciones de conflictos que se dan en las
instituciones educativas dentro y fuera del aula, para poder convertir esas situaciones coyunturales en
experiencias pedagógicas que se relacionen con un enfoque educativo activo. En otras palabras, que
los miembros de la comunidad educativa entiendan el conflicto y lo puedan transformar en una
experiencia positiva y sean capaces de enseñar a los alumnos los contenidos necesarios para
universalizar una cultura de paz, como dice Galtung (1998), si quieres paz, prepárate para ella, pues la
paz puede aprenderse y enseñarse.
Y el instrumento para una educación para la paz debe irse construyendo como una asignatura que sea
parte del currículo desde la escuela. Los niños pueden crecer aprendiendo cómo manejar los conflictos
y encontrarse en sus instituciones o en los distritos con centros de mediación donde se solventen los
disímiles conflictos que surjan en el contexto educativo. Al ser un tema tan amplio y profundo, debería
contemplar una profunda reforma en el currículo nacional. De allí la búsqueda de la implementación de
la asignatura Educación para la Paz con su debida planificación, texto guía y la respectiva capacitación
de los docentes tutores.
Para Villalba (2016) “Existen estructuras jerárquicas de poder en el desarrollo del currículo, que no
permiten la democratización de la convivencia, ni mucho menos la tolerancia de los conflictos como
proceso social inherente a toda convivencia” (p.135). El objetivo del currículo muchas veces se enfoca
en desarrollar competencias para el desenvolvimiento en la vida profesional desde una perspectiva de
competencia e individualidad, en detrimento del pensamiento pacifista, reflexivo y crítico.
Educación para la paz: estado del arte de cultura de paz, discusión de las teorías y producción científica.
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Los conflictos se asumen como un problema de autoridad. Si hay un acto de indisciplina en el aula, es
culpa del docente y, si es fuera, culpa del inspector. Se debe presentar un informe de disciplina donde
se señala la falta cometida para establecer si habrá una sanción. Los conflictos se manejan desde un
enfoque negativo, lo que bloquea el desarrollo de una cultura de paz en el interior de las instituciones
educativas (Villalba, 2016).
Desde los inicios de la civilización se necesila cooperación y disímiles procedimientos de Resolución
de Conflictos para evitar que la violencia fuera la constante en las relaciones entre los individuos. Para
encontrar las raíces históricas de la resolución de conflictos nos debemos remontar a la China de los
siglos IV y V a.C. de mano de dos grandes pensadores chinos cuyas obras filosóficas y místicas son
muy veneradas hasta hoy: Kung-Fu-Tsu o Confucio y Lao-Tse.
Los primeros esfuerzos en la búsqueda de una resolución pacífica de los conflictos vienen de la mano
de hombres que proponen la armonía, la no violencia, la espiritualidad, el cultivo de virtudes, en lo que
se conoce como Filosofía oriental (Lagos, 2018).
Si sumamos a Siddhartha Gautama, conocido como Buda, a este grupo de pensadores orientales,
completaremos la esencia de la búsqueda de la paz y la armonía por parte de las antiguas culturas
orientales. Varios autores señalan a Confucio como el pionero en la resolución de conflictos a través
de la mediación y la conciliación en la antigua China. Esa tradición cultural, impregnada de las
enseñanzas de Confucio, hizo de la armonía natural la virtud que debía guiar las relaciones humanas.
Este pensador chino desarrolló un sistema de principios éticos y reglas de conducta basadas en el
respeto mutuo entre semejantes y hacia el prójimo. Para él, el concepto de armonía contiene, en
mismo, el conflicto y su resolución. (Montserrat, 2009, p. 43). Es así como durante siglos, la resolución
pacífica de conflictos ha sido parte de la tradición cultural china.
En occidente, la teología moral cristiana ha dejado una huella indeleble en la Cultura de paz. Jesucristo
se convierte en una figura reconciliadora y mediadora que propugna la paz y el amor fraternal al prójimo.
Para Ruíz (2014), “La escatología cristiana, y también judaica, se basa en el Reinado Mesiánico, que
es un reinado de paz. Tanto el profeta Isaías como Miqueas, vaticinan la era mesiánica, como una era
pacífica” (p. 20). Y es así que el Mesías, tanto el que vendrá para los judíos, como el segundo regreso
de Jesucristo para los cristianos, tendrá como misión el establecer un reinado de paz en todo el mundo.
En cuanto al surgimiento de los términos que son objetos de estudio en el presente trabajo, para
Giesecke (1999) los términos Cultura de paz y Educación para la paz son usados por primera vez en
Perú en la década de 1980, en el contexto de la cruenta guerra que enfrentaba a Sendero Luminoso
con el Estado peruano y que tenía en medio a una población civil. El sacerdote Felipe MacGregor, de
la orden religiosa calica Compañía de Jesús, más conocida como jesuitas, es quien, como presidente
de la Asociación peruana de Estudios para la Paz, promueve este concepto de cultura de paz en un
país desgarrado por la guerra. El padre MacGregor, que también fue Rector de la Pontificia Universidad
Católica del Perú, consideraba que la Educación para la paz debía convertirse en un gran proyecto
nacional donde los agentes educativos de la educación formal y no formal debían ser protagonistas de
un cambio hacia la no violencia.
Es así que Cultura de paz se suma al diseño curricular de las instituciones educativas peruanas
(Giesecke, 1999). Fruto de este esfuerzo entre la Compañía de Jesús, el Ministerio de Educación del
Perú y la Unesco-Perú, nace, en 1986, el libro Cultura de Paz “considerado por Naciones Unidas como
la primera obra mayor sobre el tema, y en ella se da una de las definiciones iniciales y más completas
de cultura de paz” (Giesecke, 1999, p. 2).
Para el presente trabajo se ha considerado el concepto clave: Cultura de paz, conflicto, mediación.
Cultura de paz: Para Cabello (2012), la cultura de paz es una cultura que incluye estilos de vida,
patrones de creencia, valores y comportamiento que favorezcan la construcción de la paz y acompañe
los cambios institucionales que promuevan el bienestar, la igualdad, la administración equitativa de
recursos, la seguridad para los individuos, las familias, la identidad de los grupos o de las naciones, sin
necesidad de recurrir a la violencia (p.122).
Octavio Loyola Alvarado, Mgs.
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Conflicto: Para Cortés (2021): “el conflicto es una forma de resolver las contradicciones que surgen a
partir de la incoherencia de juicios, objetivos, intereses, conclusiones, inferencias, opiniones o puntos
de vista sobre determinados aspectos” (p.1).
Mediación: Para Andrade (2015), sistema, método, técnica, o proceso legal no adversarial de solución
de conflictos, conducido por una persona experta y de buena fe que maneja las herramientas idóneas
del lenguaje, de la psicología y de la cultura en general para que sean las partes las que encuentran el
arreglo o solución a sus problemas en el menor tiempo y sin gastos exagerados. (p.27)
Distinguir el avance sobre Educación para la Paz asociado a Métodos alternativos de resolución de
conflictos (MARC) en Ecuador, por medio de un Estado del Arte que abarque las investigaciones
realizadas entre el 2016 al 2020, para promoverla como asignatura en el currículo oficial.
Es así que para el presente trabajo se buscó identificar las diferencias entre paz y conflicto, por medio
del análisis de escritos académicos sobre educación para la paz. Mediante la descripción de las
principales teorías relacionadas con cultura de paz, con el fin de establecer criterios sobre los métodos
alternativos de resolución de Conflictos y su inserción en el sistema educativo ecuatoriano. Mediante
DESARROLLO
El presente artículo está basado en un estado del arte.
Para Montoya (2005), el estado del arte es un estudio analítico del conocimiento acumulado que hace
parte de la investigación documental (la cual se basa en el análisis de documentos escritos) y que tiene
como objetivo inventariar y sistematizar la producción en un área del conocimiento, ejercicio que no se
debe quedarse tan solo en el inventario, sino que debe trascender más allá, porque permite hacer una
reflexión profunda sobre las tendencias y vacíos en un área específica (p.1).
Para inventariar y sistematizar las investigaciones relacionadas con Educación para la paz, se realizó
la búsqueda en repositorios que se basó en el aporte que han realizado dichas universidades en la
investigación y la promoción de la Cultura de paz. En Ecuador se tomaron en cuenta las universidades
que tienen ya sea una revista enfocada en estudios de la paz o que hayan llevado adelante programas
o proyectos que promuevan la cultura de paz. En las dos bases de datos se emplearon palabras clave,
como: Educación para la paz, Cultura de paz, Conflictología y Mediación.
El Estado del arte constaba de matrices que se clasificaban en: referencias teóricas, revisión
conceptual, evidencias investigativas, artículos académicos, bases filosóficas y buenas prácticas. Cada
matriz consta de diferentes ítems donde se recoge la información más relevante de cada una de las
investigaciones inventariadas. De esta manera se sistematizó y categorila información sobre las
investigaciones relacionadas con al concepto Educación para la Cultura de Paz asociada a Métodos
alternativos para la resolución de conflictos (de MARC).
El Estado del arte en el que se basó el presente artículo es fruto de una amplia fase heurística cuyos
conceptos claves de búsqueda fueron Mediación, Cultura de Paz, Conflictología y Conflicto, en la que
se buscaron y recopilaron 49 documentos académicos entre libros, artículos y tesis. Se usaron matrices
para poder identificar los postulados, tesis, variables y metodologías de cada investigación. De este
trabajo han trascendido dos grandes teorías relacionadas con Cultura de paz desde una perspectiva
pedagógica: la Teoría de conflictos de Johan Galtung y la Teoría preventiva general positiva de M.
Carmé Torremorell. Y de la importancia y profundidad del tema ha surgido una ciencia cuyo objeto es
el estudio del conflicto: la Conflictología, impulsada por el español Eduard Vyniamata.
Estos 49 documentos académicos se filtraron a nivel temporal y conceptual. Se tomaron en cuenta
únicamente los que tenían como tema La Cultura de paz relacionada en el ámbito de las instituciones
educativas, ya sean estas de nivel de primaria, secundaria y universitaria del 2016 al 2020. Se pudo
constatar que la mayoría de los trabajos tenían como fundamento la teoría de conflictos de Johan
Galtung. Al final quedaron catorce trabajos académicos, de los cuales once eran artículos de revistas
científicas de países de América Latina y España, dos eran tesis y un libro de un investigador español,
como lo muestra el gráfico 1:
Educación para la paz: estado del arte de cultura de paz, discusión de las teorías y producción científica.
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Gráfico 1. Escritos seleccionados 2016-2020.
Se pueden encontrar muchas investigaciones de Cultura de paz relacionadas con la sociología, el
derecho y la psicología, especialmente en países con grandes conflictos como Colombia, Honduras
y Nicaragua. Pero para la finalidad de este artículo, que es profundizar en la Educación para la paz,
en los últimos cinco años se pudieron seleccionar los trabajos académicos siguientes: 1 libro titulado
Educación para la paz (España), 11 artículos académicos de revistas de universidades de: Costa
Rica, España, Honduras, Colombia, México y Ecuador. Y 2 tesis, una de pregrado (Colombia) y una
de doctorado (España). Como lo muestra el gráfico 2:
Gráfico 2. Búsqueda por países 2016-2020.
De las delimitaciones conceptual y temporal de la fase heurística queda evidenciada la falta
de investigaciones de Cultura de paz con énfasis en la resolución de conflictos en las instituciones
educativas. Hay abundantes tesis de pregrado y posgrado que abordan la resolución de conflictos y
los métodos alternativos de resolución de conflictos desde la jurisprudencia. A muchos abogados y
futuros abogados les interesa profundamente el tema. Pero las investigaciones de Cultura de paz y
de los MARC desde una perspectiva de la educación son escasas. Y de estos trabajos, solo dos
tenían una investigación de Cultura de paz relacionada con la resolución de conflictos en las
instituciones educativas del Ecuador.
La primera investigación, de la docente Mgs. Sandra Maurera Caballero, es una propuesta
para crear una asignatura de Cultura de paz en cada una de las carreras de la Universidad Técnica
Particular de Loja. La asignatura iría relacionada con el pénsum de cada carrera. La segunda
investigación es en la ciudad de Guayaquil, concretamente la Universidad de Guayaquil y su
Escritos seleccionados para el
análisis
2
1
0
2
4
6
8
10
12
1
0
0,5
1
1,5
2
2,5
3
3,5
4
4,5
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Programa de Mediación por una Cultura de paz. Este programa parte de un proyecto dirigido por la
Dra. Gloria Novel y que busca crear centros de mediación en varias facultades de esta universidad
y preparar a docentes para ser mediadores certificados.
Es imprescindible considerar el gran aporte que ha realizado la Universidad Técnica
Particular de Loja a través de su revista Cultura de paz, que se publica anualmente desde el 2017.
En esta revista se encontraron tres artículos académicos que se enfocan en la Cultura de paz desde
las instituciones secundarias y universitarias. La investigación publicada en la mencionada revista,
que más se destaca para el propósito del presente trabajo, aunque basada en datos de un estudio
de los centros educativos españoles, propone a la mediación como el instrumento primordial para la
resolución de conflictos en las unidades educativas:
La mediación no es solo una forma de resolver conflictos, como se repite aburridamente; es
una forma de gestión de la vida social y, por lo tanto, es una transformación cultural. Pensar en un
programa de mediación escolar no significa eliminar la autoridad ni desconocer los modos
institucionales de abordar el conflicto, sino instalar una reflexión sobre esa modalidad y sumar
herramientas que democraticen la toma de decisiones (Martín et al., 2018, p. 139).
La mediación escolar es una herramienta eficaz para abordar los conflictos en el entorno
educativo. Como señala García (2010), la mediación permite a los estudiantes aprender a
comunicarse de manera efectiva, a comprender las perspectivas de los demás y a encontrar
soluciones mutuamente aceptables. Esto contribuye a la construcción de una cultura de paz en las
escuelas y reduce la violencia y el acoso escolar. Es perentorio la implementación de este et al.
métodos alternativos de resolución de conflictos en las instituciones educativas ecuatorianas para la
prevención, gestión y transformación de estas situaciones cotidianas y naturales que surgen en
nuestras comunidades.
Es esencial además la formación de docentes y estudiantes mediadores. Así, las soluciones
nacerán del propio contexto y se irán universalizando a medida que los diversos miembros de la
comunidad se vayan formando en los MARC. La cultura de paz implica justamente la promoción de
la inclusión y la diversidad. Según Montessori (1949), "La educación basada en la paz debe respetar
y celebrar las diferencias individuales" (p. 29).
Una vez concluida la fase heurística de la investigación, queda claro el escaso número de
investigaciones relacionadas con la Cultura de paz en Ecuador. Y ese número se reduce aún más si
nos centramos en los últimos cinco años y desde una perspectiva pedagógica, centrada en la atención
de los conflictos que surgen en el interior de las instituciones educativas. Es justo reconocer los aportes
desde la Iglesia Católica con la metodología “El Tesoro de Pazita”, una praxis pedagógica lúdica,
cooperativa, centrada especialmente en la literatura y la reflexión, llevada adelante por el Programa
Nación de Paz del Vicariato Apostólico de Esmeraldas, con el apoyo de UNICEF Ecuador.
Este programa benefició a miles de niños, niñas y jóvenes de escasos recursos, afectados por la
violencia que cruza desde la frontera colombiana y la normalización de esta situación dentro de los
hogares. El Ministerio de Educación sumó esta metodología al currículo nacional a través de la
asignatura Desarrollo Humano Integral.
Por otro lado, el Programa de Mediación por una Cultura de paz de la Universidad de Guayaquil,
liderado por la Doctora Gloria Novel y la Magíster Karla Gallardo, debe ser reconocido como uno de los
proyectos más importantes en considerar y abordar los conflictos surgidos en las aulas y los espacios
educativos como objeto de estudio. El Servicio de Mediación de la Universidad de Guayaquil ha
desarrollado proyectos relacionados con construir una Cultura de Paz desde la interdisciplinariedad y
la presencia de mediadores certificados en las facultades, quienes, además de promover la no violencia
en la búsqueda de la mejora de la calidad de vida individual e institucional, contribuyen en el estudio y
comprensión de los conflictos que surgen en las aulas del Ecuador (Macas et al., 2017).
La sistematización de la información obtenida de la presente investigación documental ha permitido
relacionar la Cultura de paz, desde la perspectiva de la Educación para la paz y el manejo de conflictos
Educación para la paz: estado del arte de cultura de paz, discusión de las teorías y producción científica.
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en las instituciones educativas, con dos teorías que se consideran esenciales: la Teoría de conflictos
de Johan Galtung, reconocido como el autor más prolífico y central en el estudio del conflicto. Y la
Teoría preventiva general positiva de Torremorell, que se dirige al tratamiento de los conflictos que
surgen en el ámbito de las instituciones educativas.
El sociólogo y matemático noruego Johan Galtung es el teórico que sienta las bases para el desarrollo
de una epistemología de la paz. Considera al ser humano como un ser con capacidad de paz y que
puede edificar un nuevo paradigma: de la paz por medio violentos a la paz por medio pacíficos. De esa
manera, se establece que la paz puede ser parte del proceso de enseñanza aprendizaje basado en un
modelo epistemológico constructivista (Concha, 2009).
El modelo de educación tradicional y su currículo enfocan sus objetivos en el desarrollo de destrezas y
competencias en el conocer y el saber hacer. Bajo esta perspectiva, el conflicto es asumido como algo
negativo. No toma en cuenta la violencia estructural ligada a las relaciones de poder entre docentes y
estudiantes. Debido a ello, se insiste en un enfoque positivo e integral del conflicto, donde se busca
transformarlo en no violencia, pero a la vez conlleve un análisis crítico a la violencia estructural en las
relaciones de poder. Esto permitirá la construcción de un ambiente de convivencia pacífica donde los
conflictos se abordan desde la mediación y los demás métodos alternativos de resolución de conflictos
(Villalba, 2016).
Para Torremorell (2007) los errores más comunes que se dan en los centros educativos son relacionar
los problemas de indisciplina con el conflicto y creer que este es un hecho negativo que hay que tratar
de extirpar de las aulas. Considera imperativo construir un plan de convivencia consensuado que
prevenga las manifestaciones de violencia en las aulas. La violencia, como conducta aprendida, es
posible de superar a través de una educación que promueva los valores y promocione los derechos
humanos.
El conflicto, a diferencia de la violencia, es parte de la naturaleza humana y su presencia en las
instituciones no es una realidad a combatir. La autora considera que lo que se debe prevenir es la
violencia y las conductas negativas y usa el neologismo “prevención” para referirse a la acción temprana
con la finalidad de identificar factores que promuevan y estimulen el conflicto. Factores como la
desigualdad, el abuso o la exclusión (Torremorell, 2007).
La educación para la paz se convierte entonces en la ruta a seguir en la búsqueda de una sociedad
más justa y solidaria. La cultura de paz requiere como fundamento de su edificación un entorno de
ciudadanos empoderados de sus derechos, con pensamiento crítico, conscientes de la importancia de
la no violencia, de la alteridad, de la equidad. Es en su experiencia formativa, desde la escuela, donde
los niños aprenden a resolver sus conflictos y a entender la importancia de la no violencia.
Para fortalecer dichas experiencias, trasciende la importancia de educar para la paz desde la escuela
a través de una asignatura específica: Educación para la paz. Es imprescindible que esta asignatura
tenga una planificación y objetivos propios junto a su respectivo texto guía. La materia Desarrollo
Humano Integral es muy difusa en cuanto a la Cultura de paz y no cuenta con un libro para cada nivel.
El manejo y resolución de conflictos son temas tan amplios teórica y metodológicamente que existe una
ciencia dedicada a su estudio: la Conflicto logia. Así las autoridades educativas deberían comprender
lo importante del tema y sumar la materia Educación para la paz al currículo.
En la escuela la asignatura puede usar la metodología lúdica que surge del programa “El tesoro de
Pazita”, que ha sido recogido en un amplio documento publicado por la UNICEF. Para la básica superior
y bachillerato es necesario enseñar los orígenes de la resolución de conflictos, las teorías asociadas a
Cultura de paz y especialmente los métodos alternativos de resolución de conflictos como la Mediación,
la Conciliación o el Entrenamiento. Todo esto enfocado desde la realidad escolar ecuatoriana. Es
esencial que los planteles educativos y los distritos cuenten con una oficina de mediación escolar. Los
docentes que impartirán la asignatura deberán formarse en Cultura de paz y convertirse en mediadores
certificados.
Octavio Loyola Alvarado, Mgs.
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CONCLUSIONES
La investigación realizada en base a un Estado de arte ha permitido vincular los métodos alternativos
de resolución de conflictos con el quehacer educativo en la búsqueda de una cultura de paz. Se han
identificado las teorías más representativas desde un enfoque de educación para la paz. Ha permitido
visibilizar algunas experiencias en el Ecuador con el propósito de vincular las teorías de la paz con las
prácticas pedagógicas en las instituciones educativas. Es patente la necesidad de reformar el
currículum y sumar la asignatura de Educación para la paz, que sustituya a Desarrollo Humano Integral.
Y que estas reformas conlleven varios cambios en el proceso de enseñanza aprendizaje. Una
educación que valore la convivencia y que se aleje del individualismo, la competencia y el autoritarismo.
Que tome en cuenta las emociones, la reflexión, la solidaridad, el pensamiento crítico y el aprendizaje
cooperativo y colaborativo. Que coloque al estudiante como protagonista de su aprendizaje,
entendiendo la diversidad y experiencias propias.
El reconocimiento de las particularidades de cada individuo y de la importancia de la alteridad son
aspectos esenciales para edificar una cultura de paz. En un mundo marcado por la diversidad cultural
y la globalización, es esencial que los educadores promuevan la resolución pacífica de conflictos y la
tolerancia, habilidades que son fundamentales para la formación integral de los estudiantes (Galtung,
1996).
La educación en el siglo XXI plantea desafíos como nunca antes. El avance de la ciencia, de la
inteligencia artificial, de la comprensión del funcionamiento cerebral, compele a replantear la educación
desde nuevas perspectivas. Una perspectiva fundamental es la educación para la paz. Este
empoderamiento de sus derechos de ciudadanos y la conciencia de la importancia de la construcción
de una Cultura de paz solo se puede afianzar con una asignatura dirigida a ese fin. La paz se enseña
y aprende. El conflicto se transforma.
Transformar una sociedad violenta, individualista, relativista y materialista es un reto que conlleva
tiempo, esfuerzo y mucha voluntad política y pedagógica. Por eso es esencial promover un ambiente
de cordialidad, altruismo y solidaridad dentro del aula, evitando que ningún estudiante se sienta
etiquetado. Una educación para la paz que atienda a la diversidad y que fortalezca la mente y el alma
de todos y cada uno de los estudiantes. Un cambio de consciencia y de cultura.
El docente debe dejar su figura de autoridad erudita y ser un amigo-facilitador del proceso de
enseñanza aprendizaje, teniendo como objetivo final el preparar a los estudiantes para un futuro
incierto, en un mundo cambiante y diverso, donde cada uno comprenda la importancia de reconocer y
valorar al otro, sin distinción de ninguna clase y que contribuya con soluciones urgentes para la
construcción de un mundo más pacífico, democrático, ecologista y solidario.
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