Maibel Rebollar Ferrer, Dr. C. - Maribel Ferrer Vicente Dr. C.
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Vol. 12 No. 2, ISSN 1390-9789, agosto, 2024
Una oportunidad excepcional ha sido para ellos identificarse con la causa de salvar vidas en los
diferentes proyectos o tareas sociales y económicas, priorizando la necesidad social y de la salud del
pueblo a sus condiciones e intereses individuales, incorporándose voluntariamente a las instalaciones
de salud para la atención a enfermos o personas en riesgos, en el apoyo social a personas y familias
vulnerables, la realización de pesquisas sanitarias, la participación en actividades laborales en la
producción de alimentos u otras diversas maneras de atención en las comunidades.
El aprendizaje significativo y desarrollador que se consolida con el nuevo modelo híbrido de formación
introducido en el contexto escolarizado coherente con los nuevos modos de actuación introducidos y
sistematizados en el período de la pandemia, han matizado la responsabilidad y la honestidad de cada
persona de no mentir ni ocultar síntomas de la enfermedad, mostrar firmeza en el cumplimiento de las
medidas sanitarias en todos los escenarios y combatir con valentía las manifestaciones de indisciplina
social o cualquier hecho que afecte el cuidado de la salud, de la propiedad social e individual.
Frente a estas realidades e impactos producidos en el contexto socioeducativo actual, surge la
necesidad de replantear la labor orientadora de importantes figuras o agentes que intervienen en la
formación integral de la adolescencia y la juventud, en los que respecta a la gestión y construcción de
los proyectos personales de vida de estos. El personal docente en integración con otros agentes
educativos, como por ejemplo: el trabajador social, han de profundizar en el diagnóstico personalizado
de alumnos y comunidades en aras de conocer, prevenir y transformar los problemas sociales, basados
en una visión investigativa, científica, optimista, creativa e innovadora de buenas prácticas educativas,
cercanas a las realidades, necesidades, motivaciones, intereses y potencialidades de cada educando,
donde se propicie la participación, la implicación y le protagonismo juvenil.
Una interrogante imprescindible para cada uno de los agentes educativos debe ser ¿Cuánto ha
impactado el contexto social y educativo generado por la pandemia por COVÍD – 19 en los proyectos
de vida de los adolescentes y jóvenes? Y reflexionar en torno a qué pueden hacer los docentes, las
familias, las organizaciones estudiantiles y juveniles, las organizaciones comunitarias en los barrios, el
trabajador social, el médico de la familia y otros actores educativos, incluyendo al propio joven para
revertir las dificultades y convertirlas en factores de potenciación para la concertación de proyectos de
vida desarrolladores y alcanzables en la juventud.
Existen hechos que evidencian la medida en que adolescentes y jóvenes han reaccionado y se
proyectan cuando se valora la continuidad de estudios de noveno grado hacia el nivel medio superior,
la presentación y resultados de los exámenes de ingreso a la educación superior que se incrementan
con relación a cursos anteriores, la culminación de estudios en carreras universitarias y programas de
la Educación Superior de Ciclo Corto, todos estos ejemplos son expresión de que la mayoría se ha
mantenido y afianzado sus metas o aspiraciones en materia de formación profesional, la que reconocen
como esencial en su proyección personal de vida.
Un indicador que cualitativamente se expresa en los niveles de satisfacción es asumir la potencialidad
para enfrentar los cambios en el contexto educativo y poder auto-gestionar sus conocimientos más allá
de la habitual presencialidad en las aulas, asumir más elevados niveles de independencia y modos de
hacer menos dependientes de la actividad del docente, incluso de la influencia de colectivo escolar.
A partir de lo planteado se concretan algunas pautas para la orientación de los proyectos de vida de
adolescentes y jóvenes en la etapa post-pandemia:
● Estimulación de las potencialidades para la autogestión de su aprendizaje tanto en la modalidad
presencial, en la institución educativa, y en las modalidades no presenciales orientando
metodológica y oportunamente el uso diverso de los recursos audiovisuales, de los medios
informáticos y el acceso a las redes sociales con fines educativos para la búsqueda y
procesamiento de la información y el conocimiento en interrelación interacción estudiante.-
estudiante, estudiante –grupo, estudiantes y docentes.
● Reconocimiento, estimulación y desarrollo de las potencialidades para aprender a resolver
problemas de la vida cotidiana en el contexto familiar, comunitario, en los diversos escenarios
educativos, a través de actividades culturales, deportivas, recreativas, productivas, entre otras.
● Promoción y estimulación de la participación, implicación y protagonismo juvenil, junto a los
demás factores sociales, en tareas de desarrollo local de gran repercusión en el orden
productivo, comunitario y social.
Reconocimiento de las cualidades y valores que caracterizan el modelo de adolescente y joven para
un contexto extremadamente complejo, como el generado por la pandemia por COVID – 19, e