Desarrollo de capacidades digitales a través de la integración de inteligencia artificial generativa en contextos de
formación técnica y tecnológica
estandarizados. Este aspecto tiene una relevancia directa para los formadores. Su experticia didáctica,
con frecuencia tácita y profundamente contextual, se externaliza y se pone a prueba cuando debe
traducirse en prompts precisos, en criterios de evaluación claros y en el refinamiento iterativo del trabajo
con la herramienta. Estas observaciones, aun siendo preliminares, trazan una línea de investigación futura
que resulta intrigante. Plantean una pregunta: ¿de qué manera los distintos perfiles y estilos pedagógicos
de los docentes —más allá de sus características demográficas— se manifiestan y, a la vez, se potencian
en estos entornos de colaboración humano-IA? Profundizar en esta cuestión podría enriquecer no solo el
modelo propuesto, sino también nuestra comprensión sobre cómo desarrollar competencias digitales de
una forma más personalizada y con un sentido pedagógico más profundo. Es fundamental, no obstante,
reconocer las limitaciones de este estudio. La muestra, aunque numéricamente significativa, procede de
una única institución y un programa de posgrado específico, lo que restringe la posibilidad de generalizar
los hallazgos a otros contextos. Además, el diseño descriptivo empleado imposibilita determinar nexos
causales entre la aplicación de IAG y el incremento competencial; para ello se requerirían estudios
longitudinales con un enfoque cuasi-experimental. Otra limitación importante es que el análisis no
profundizó de manera específica en variables como género, edad o experiencia previa de los participantes.
La ausencia de este análisis estadístico más detallado supone un obstáculo para comprender cómo estos
factores podrían moderar o influir en la interacción con la inteligencia artificial. A todo ello se suma el ritmo
vertiginoso de evolución de las propias herramientas de IAG, lo que implica que los desafíos y
oportunidades identificados hoy pueden transformarse en un plazo relativamente corto. Entre las fortalezas
del trabajo destacan la combinación de un diagnóstico cuantitativo basado en un marco reconocido
internacionalmente (DigComp) con un análisis cualitativo profundo de una intervención real en el aula. Esta
triangulación metodológica permite una comprensión matizada y rica del fenómeno estudiado. Como
sugerencias para futuras investigaciones, se derivan varias líneas claras: a) implementar y evaluar
rigurosamente el modelo de co-creación en un diseño experimental controlado; b) examinar su
transferencia y ajuste en áreas disciplinares distintas a la educación; y c) investigar estrategias
pedagógicas específicas dirigidas a mitigar la "ansiedad de autoría" identificada en este estudio, un
fenómeno fenómeno que se alinea con hallazgos recientes en estudios sobre percepciones estudiantiles
(Chan & Hu, 2023; Kasneci et al., 2023).
CONCLUSIONES
El estudio confirma un diagnóstico claro: los estudiantes de posgrado en educación muestran un nivel
intermedio de habilidades digitales. De acuerdo con DigComp 2.2, este perfil muestra fortalezas en
comunicación y trabajo colaborativo, aunque muestra limitaciones significativas en dos dominios críticos:
producción de contenidos digitales y resolución de problemas tecnológicos. Estas limitaciones no se
percibían solo en un test; se hicieron evidentes en la práctica, cuando su primer contacto con la inteligencia
artificial generativa derivó en un uso mayoritariamente superficial.
La investigación aporta, ante esto, una propuesta concreta: el Modelo de Co-creación Humano-IA. Este
modelo, que nace directamente de lo observado en las actividades prácticas, ofrece más que una guía
técnica. Propone un cambio de enfoque pedagógico: transformar la IA de una herramienta que se consume
en un colaborador con el que se dialoga. El objetivo es que esta interacción active y fortalezca
precisamente las competencias más complejas, aquellas donde se detectaron las mayores brechas. Su
valor práctico es inmediato, pues entrega a los docentes un esquema real para diseñar aprendizajes que
preparen a los estudiantes a pensar con la tecnología, no solo a operarla.
Como toda investigación, este trabajo tiene límites claros. La muestra corresponde a un contexto
institucional específico y el diseño es descriptivo, lo que significa que podemos señalar relaciones y
patrones, pero no causas. Estas limitaciones marcan el rumbo de lo que debe venir: futuras investigaciones
deben poner a prueba este modelo en otras disciplinas y, crucialmente, mediante diseños que permitan
medir su impacto en el desarrollo competencial a lo largo del tiempo.
Los hallazgos también abren preguntas nuevas que merecen estudio. Una es entender cómo los distintos
estilos y perfiles pedagógicos de los educadores condicionan su forma de co-crear con la IA, lo que podría
llevar a formaciones más personalizadas. Otra línea urgente es investigar a fondo la "ansiedad de autoría",
ese malestar que surge al difuminarse la frontera entre lo que piensa el estudiante y lo que genera la
máquina. Desarrollar estrategias para manejar este fenómeno es clave para una adopción crítica y segura.
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Vol. 13 No.3, ISSN 1390-9789, diciembre, 2025