Edison Esteban Yumbla Castro, MSc.
ámbito comunitario, donde la innovación social y la articulación territorial resultan tan relevantes como la
innovación económica (Pitre, Jiménez y Celedón, 2024; Morin, 2005).”
Aportes complementarios: motivaciones, institucionalismo y pluralidad
Otras teorías han buscado explicar los factores que determinan la decisión de emprender. McClelland
(1961) planteó la teoría de las motivaciones, en la que el logro, la afiliación y el poder constituyen
elementos centrales para comprender las dinámicas del emprendedor. Posteriormente, Krueger y
Carsrud (1993) propusieron el modelo de intención emprendedora, donde la percepción de viabilidad y
deseabilidad, junto con la propensión a actuar, se combinan para explicar el surgimiento de nuevos
negocios. Estas aproximaciones psicológicas complementan las perspectivas económicas, al reconocer
que el emprendimiento también responde a factores cognitivos y motivacionales.
En el ámbito latinoamericano, Canales (2023) argumenta que las instituciones desempeñan un rol
decisivo, pues las denominadas “fallas institucionales” como la corrupción, la burocracia o la falta de
financiamiento constituyen obstáculos significativos para la actividad emprendedora. Esto conecta con la
noción de desarrollo endógeno, en la que los territorios y sus instituciones locales son fundamentales
para la sostenibilidad de los emprendimientos.
Finalmente, Solís y Castillo (2021) destacan la pluralidad de teorías del emprendimiento, subrayando que
ninguna disciplina por sí sola puede abarcar la complejidad del fenómeno. Por ello, la integración de
enfoques económicos, psicológicos, sociológicos y culturales resulta indispensable para una
caracterización más completa de los ecosistemas emprendedores.
Emprendimiento en Guayaquil (Ecuador), como referencia para América latina: entre la
subsistencia y la innovación
El caso de Guayaquil representa un escenario singular para analizar las tensiones entre los modelos
teóricos del emprendimiento y las realidades sociales en América Latina. Como ciudad portuaria y motor
económico del Ecuador, Guayaquil concentra una gran cantidad de iniciativas emprendedoras, tanto en
sectores tradicionales como en áreas emergentes de comercio, servicios y tecnología. Sin embargo, los
estudios evidencian que la mayoría de estas iniciativas se desarrollan bajo condiciones de informalidad,
con un fuerte componente de emprendimiento por necesidad y con limitadas posibilidades de escalar
hacia procesos innovadores de alto impacto (Hidalgo-Hidalgo, Orellana-Intriago y Bautista-Quijije, 2022).
En esta línea, los emprendimientos liderados por mujeres, y en particular por madres solteras en el
noroeste de la ciudad, muestran un marcado carácter de subsistencia. Aunque su resiliencia y espíritu
emprendedor les permite generar ingresos y mantener la estabilidad del hogar, enfrentan barreras
estructurales relacionadas con el acceso al crédito, la capacitación técnica y la formalización empresarial
(Hidalgo-Hidalgo et al., 2022). Estas limitaciones revelan un contraste con la visión schumpeteriana de la
innovación, puesto que la motivación predominante en estos emprendimientos no se centra en la
disrupción de mercados, sino en garantizar la supervivencia económica de los hogares.
Al mismo tiempo, la ciudad cuenta con un ecosistema emprendedor en formación, impulsado por
iniciativas institucionales y gubernamentales. Pitre, Jiménez y Celedón (2024) resaltan que los
ecosistemas emprendedores en América Latina requieren la integración de actores diversos para
consolidarse, y en el caso de Guayaquil, entidades como la Empresa Pública Municipal ÉPICO y la
Cámara de Comercio han promovido programas de incubación y fortalecimiento de negocios, buscando
transitar de la informalidad hacia un modelo más innovador y competitivo. Sin embargo, tal como advierte
Canales (2023), las “fallas institucionales” asociadas a la burocracia, inestabilidad normativa y falta de
confianza en las políticas públicas, limitan el alcance de estas iniciativas.
Desde la perspectiva de la complejidad social, el emprendimiento guayaquileño puede entenderse como
un fenómeno moldeado por múltiples factores. Parada, Aguillón y Zambrano (2023) sostienen que la
cultura y la educación son elementos decisivos para construir una mentalidad emprendedora de largo
plazo, mientras que Morales-Holguín (2024) enfatiza la importancia de la interdisciplinariedad y la
integración de saberes para enfrentar contextos cambiantes. Estos aportes permiten comprender que el
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Vol. 13 No.3, ISSN 1390-9789, diciembre, 2025